Como muchos de nosotros, vivo en un edificio de departamentos. Este particularmente es bastante grande, por lo que los especímenes con los que cohabito son bastante diversos.
Como dije al iniciar éste blog, nos vamos convirtiendo en distinto animales para sobrevivir. O simplemente, actuamos de diferentes maneras, de acuerdo al ámbito en el que nos estamos desenvolviendo.
Uno de los tantos vecinos, de los cuales les voy a ir contando, está convencidísimo de que mi equipo de aire acondicionado, gotea. Y gotea con tanta puntería que lo hace sobre su balcón.
Ya le ha hecho reiterados reclamos al encargado, que a su vez me los transmitió a mí.
Como es un tema que ya había solucionado en el verano, colocando un adminículo debajo de la descarga especialmente diseñado para estos fines, llamado balde. Le respondí al encargado que no era yo, para ser más exacto, que no era mí aire acondicionado el que goteaba. Y que por favor, le comunicara a éste señor la novedad.
Bueno, o no lo hizo o no le creyeron.
El caso es que el sábado a la noche, por debajo de la puerta me dejaron una nota pidiendo que solucione el “bendito inconveniente”.
Reflexión uno, qué poco ocupado debe estar el señor/señora, para tomarse semejante trabajo un sábado a la noche.
Reflexión dos, qué ganas de hinchar, por una gota. Aquí recordé la tortura China de la gota sobre el cráneo o la famosa gota que horada la piedra y me apiadé del sujeto, pero solo un poco, debo confesar.
Reflexión tres, después de haber corroborado una vez más que NO era mi aire acondicionado el que goteaba, …ya no hubo reflexión tres.
Salí un poco enojado a la puerta a ver quién me había dejado la nota. Que dicho sea de paso era anónima.
Y como no encontré a nadie, me dirigí al empleado de seguridad que está en la puerta. Recordemos, sábado 23:30hs, denso el vecino, pero insoportable yo. A explicarle, lo que había sucedido y que si alguien le preguntaba por este tema me lo enviara o que por lo menos, dejara dicho cuál era su departamento para poder comentarle que no era mi aire acondicionado el que le estaba generando el problema.
Hasta ahora nada, ni una noticia del vecino quejoso. Ya les contaré las novedades.
Entretanto, vecino, si está leyendo esto, venga, toque timbre, no sea miedoso, no muerdo. Y además, si me da la oportunidad le explico que no es de mí departamento el problema. Absténgase de cartitas anónimas, por favor, en beneficio de la paz en la convivencia consorcial.
¿Alguna vez les pasó tener un vecino de estas características?